domingo, 8 de julio de 2007

2da parte del post

Mi primer error desde que empecé a hacer dedo: el segundo tramo a dedo desde Salta hacia Purmamarca (Jujuy) me lo hizo un señor que me dejó a 10 km del pueblo más cercano, nuevamente, en el medio-de-la-nadaaaaa. Me dije, acá me quedo a vivir. Pero no pasaron 2 minutos, y el primer auto que pasó, paró. Eran Aurelie y Isabelle! Las chicas suizas que me llevaron a Cafayate! Entre risas me subí al auto y volvimos a viajar juntos, esta vez a Purmamarca. Es un pueblito muy chico y tranquilo, en eterno estado de siesta, rodeado de cerros y enmarcado de fondo con el cerro de los 7 colores, que parece la obra de un pintor inspirado. En realidad, todos los alrededores son cerros salpicados de distintos colores, pero este es especialmente bello y el más colorido de todos. Lo primero que me pegó en el ojo fue la aún más colorida feria de textiles en la plaza. Estallaban naranjas, verdes, amarillos, fucsias, rojos y azules intesos y vibrantes en ponchos, bufandas, guantes, medias con deditos, de todo. Esa noche cené arriba del cerro más bajo la viandita de Pacha bajo las estrellas.
De Purmamarca, otra vez me levantaron las chicas por la ruta y fuimos juntos hasta Humahuaca, parando por el camino en Tilcara y en otro pueblito cuyo nombre se me escapa, pero diminuto y con una iglesia muy cálida, con madera de cardón en los techos y púlpito. Es una madera muy porosa por ser de cactus, y le da una apariencia única a los edificios... algún día la voy a usar.....
Ahí nos separamos entre lágrimas (nah, mentira), y ellas se fueron a devolver el auto a Salta mientras yo me tomaba un micro a La Quiaca para salir del país. Debo admitir que me emocioné un poco mientras cruzaba el puente a Bolivia, esa sensación de la aventura que se viene me hizo unas cosquillas de ansiedad por la espalda.

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