lunes, 24 de septiembre de 2007

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Fotosss

Bueno, llegué a Brasilia. Hace tiempo que quiero subir fotos pero no tenía cómo, así que ahora subo todas juntas, y otro día vuelvo a mandar choclazo de texto jejeje
Teléfono público en Cuiabá



Fotos de Pantanal




Capibara, garza y lagartos en perfecta armonía






Parque Nacional Chapada dos Guimarães





Photoshop no, Photoshock sí!
Para los pocos que siguen mirando, algunas fotos más del parque nacional






Acá les muestro cuál fue mi cama hace unas noches
Una quemada del mato de noche

Llegué a Brasilia y como me costó encontrarme con mi anfitriona me fui a un festival callejero de hip hop (jipi jopi) brasilero, y después unas fotos de alguito de la arquitectura de Brasilia












jueves, 13 de septiembre de 2007

Viento en popa de nuevo

Bueno, el mundo se puso rosa con puntitos violetas, como diría una gran amiga.
Todas buenas. Para empezar, me regalaron plata por todos lados, lo que amortiguó mucho el pasaje. No sé por qué, la gente es buena onda y me regala plata, no estoy ni tan sucio ni tan pobre, pero se ve que apoyan el viaje. Uno me dio 20 reales (30 pesos), y solo hablé con él 20 minutos en una terminal mientras lavaban nuestros ônibus.
Después llegué a Cuiabá, donde no conseguí hospedaje ni gratis ni barato, pero se volvió a compensar al toque. Me fui de una escapada a Pantanal, que queda un poco al sur de Cuiabá. Hasta ahí (pueblo de Poconé) llegué en bondi y me encantó. Un lugar de una tranquilidad refrescante. Las casas y negocios están todos pintados algún color intenso y alegre, y en muy buen estado además. Las veredas son tan angostas como en San Telmo, pero las calles, en su mayoría empedradas o de tierra, son tan transitadas como las de un pueblito del altiplano, por lo que todos caminan por ellas. Hay un sector un poco más ruidoso, asfaltado y agitado, pero se puede evitar. Ahí encontré alojamiento super barato y con desayuno incluído, y esa misma noche me cené un abacaxi (ananá) en la plaza. La verdad me sentía genial. Ah, hice un super esfuerzo y dejé mi mochila en Cuiabá, sólo viajando entonces con mi mochila de mano y lo mínimo indispensable. Fue un buen ejercicio, no necesité casi nada, y ahora cuando pase por Bs As voy a poder vaciar un poco mi tremenda mochilota. Me crucé con muchos mochileros que viajan hace años y tienen un tercio de mi equipaje! Soy un gomazo
Al día siguiente me fui hacia el Pantanal propiamente dicho. Repetí el intento de pegar carona (dedo), a pesarde la mala experiencia que había tenido, pero esta vez salió genial. Me levantó un camionero llamado Serginaldo (tienen cada nombre acá que tengo que preguntarlo 4 veces...). Venía con una carga de tejas para dejar en una fazenda bastante adentro de la ruta, así que fui con él hasta la fazenda. La ruta normalmente pasa entre dos tremendos charcazos de pantano, pero como es temporada seca estaba bastante bajo todo. Desde la ruta misma, llamada Transpantaneira, alcanza para ver una barbaridad. Pantanal es un ecosistema inmenso y con una biodiversidad aún más importante que el Amazonas. Lamentablemente, la ruta está bordeada de inmensas fazendas donde desmataron todo a fuego o machete y solo se ve campo abierto con bueyes, Por suerte una nueva ley sólo permite desmatar el 50% del terreno, así que había muchas zonas extensas salvadas. Asimismo, desde la ruta se veía de todo. Pude ver un tucán, por lo menos 300 aves de mínimo 30 especies distintas (no, no las conté), muchísimos yacarés, pero muchísimos (hay como 33 millones, casi uno para cada argentino), un mapache, liebres, una iguana enorme, un venado y muchos capibaras (un roedor enorme), todos salvajes. No llegué a sacarle fotos a todo porque, a diferencia de un zoologico, acá los animales tienen adónde rajar cuando sienten el olor de un humano (y capaz mi olor lo sentían de antes). Lo de el olor es un chiste pero no. Trato de bañarme muy seguido, pero acá no te salva nada. Todos los días hacen más de 35 grados, durante más de12 horas. Abría la ventana del camión y era como respirar contra un secador de pelo. Bueno, volviendo a Serginaldo, lo acompañé a la fazenda, donde lo ayudé a descargar un camión entero de tejas, y después me llevó de vuelta para Poconé. Como iba para Cuiabá, decidí seguir en el camión con él. Antes teníamos que pasar por un lugar más. Para qué...

La nueva carga era madera. Él no quería que yo trabajara, pero me parecía justo que si él me ayudaba a mi, yo lo ayudara a él. Había más gente igual. Pero quienes me conocen saben que tengo brazos de nena, así que no aguanté todo, pero trabajé una barbaridad levantando troncos al ritmo de un CD de lambadinha (hay lambada, lambadinha y lambadão, todos distintos), que sonó repetida e interminablemente durante 3 horas (bueno, entonces no fue interminable, pero casi). Me quedé admirado de cómo al final de esas 3 horas de trabajo durísimo, todavía sonreían y bromeaban como al principio. Viva Brasil y su buena onda. Terminamos ya de noche, y nos fuimos.

A descargar.

Bue, fue un día laaaargo. Descargar fue más fácil porque era tirar todo al piso desde el camión (con las tejas no lo podíamos hacer por motivos obvios), pero seguía siendo madera, y éramos sólo 4 porque los otros 5 vagos (quiero poner otra palabra pero lo leen mis abuelos) se quedaron viendo Brasil-Mexico... En fiiin, volví a Cuiabá y terminé durmiendo con el camionero, que también me invitó el almuerzo y la cena (esa oración fue diseñada especialmente para que mi hermanito se inspire en su comentario). Hoy me desperté y el camionero ya no estaba (para que mi hermanito remate el chiste), así que desayuné con su madre y me fui (te la dejé picando demasiadas veces ya, Piojo)

Pero bueno, había separado como 80 reales para conocer Pantanal y gasté menos de 20, ví un montón de animales, hice más trabajo físico que en toda mi vida y me cagué de risa, así que buena onda. Ahora me voy a Chapada dos Guimarães que es una especie de reserva, y queda camino a Brasilia, mi próximo destino, donde me voy a entrevistar con Lula para decirle que nos dejen ganar un mundial.

Ah, ya compré mis primeros 3 hilos y unas semillas y empecé a artesanear... ta weno, es una mezcla de ingeniería y diseño de interiores -cuak- (todavía dicen cuak en buenos aires, o soy un boludo??)

Desde Cuiabá, con el cuerpo medio roto (Piojo, reprimite),

Niko

domingo, 9 de septiembre de 2007

La primera mala

Y bueno
Porto Velho, apesta
Todo bien igual, pero no recomiendo la visita. 3 días completamente nublados, super húmedos y con un calor agobiante. Dormí en un hotel de 7 reales administrado por un argentino, Mario, con la mejor onda. Decidí quedarme el 7 de septiembre, día de la independencia de Brasil, para pasar la fiesta acá. Las calles, desiertas. La noche, muerta. El calor, insufrible. Ayer decidí salir a dedo hacia Cuiabá. Caminé como 4 km buscando un buen lugar para hacer dedo. Mi mochila pesa ya como 30 kilos y me hice torta la espalda, todo en el peor calor que podía haber, de 11 a 2 pm creo. Ok, culpa mía por creer que me la bancaba, lo que pasa es que la sentí después. Nadie me levantó, estuve horas, y me terminé yendo en un bondi a Candeias ya de noche, a hacer dedo en un puesto de control policial donde todos los camiones paraban. Los camioneros de acá, lo peor. Me agarró un poco el bajón, los que me conocen saben que cuando estoy muy cansado me pongo medio depre (ta bien, y cariñoso), pero no tenía un amigo ni una chica para levantar la situación. Dormí en un banco de una parada de taxis frente a la comisaría con el cuerpo que ya no me daba, y hoy a la mañana me puse a hacer dedo de nuevo. Que se mueran todos los camioneros y sus miedos a los traficantes de drogas y ladrones. Acá estoy de nuevo en Porto Velho y me tuve que pagar un pasaje a Cuiabá en micro porque no quiero más bajones. Hay muchos detalles coloridos para esta historia, pero estoy chinchudo, así que a llorarle, a Gardel

jueves, 6 de septiembre de 2007

El salto parte 2

Bueno, la intención del post anterior era dejar que les entrara un poco por los ojos antes de mdarles una descripción. El salto fue alucinante. El momento antes de saltar, con esos nervios de "ya casi"... Después, "posición de salto", y quedé colgado de Ecir, que caminó hasta la puerta abierta con el rugido del viento. Éramos los últimos del avión, no iba a ser yo el que arrugara.... Y de repente, Ecir saltó, no hubiera podido impedirlo. La sensación fue rarísima. Me sentía seguro, pero el pánico era enorme e incontenible mientras mi cuerpo estallaba de adrenalina y aceleración. Mi mente era incapaz de formular un pensamiento, pero había una sensación general de "Qué hiciste, boludo??" Después de unos segundos eternos, tuve un poco de consciencia d elo que estaba pasando, pude mirar al piso acercándose y entenderlo, mientras esperaba a esperar el tirón del paracaídas que nunca llegaba. Hasta que llegó. El relajo fue instantáneo por el contraste fuerte . Ya no me sentía caer, sólo flotaba, como suspendido de una nube, y el atardecer se deplegaba maravilloso en todas direcciones, con más cielo que tierra, en tonos de rosado y naranja sobre una inmensa Manaos, un imponente río Amazonas, y una selva espesa que se perdía en el horizonte hasta el infinito. Fue increíble y hermoso. Fue volar. Allá abajo flotaba Héctor hacia el lugar de aterrizaje, gritándome "eee, boluuuudo" aunque yo no lo escuchaba, y allí abajo nos reencontramos abrazados y de rodillas entre risas que eran casi llanto de tanta emoción. El cuerpo en seguida se nos aflojó entero, como si hubiésemos corrido una maratón; sólo queríamos acostarnos en el piso y respirar. La caída la filmé atándome la cámara al brazo cun una venda y la silver tape de Pablito (capo) que me dio antes de salir de Bs As. Fue un riesgo, pero la cámara sobrevivió y el video es increible (youtube le recortó los bordes, en Bs As se los muestro mejor). Soy la primera persona en la historia de la escuela que hace eso con su cámara, la argentinidá al palo. Todavía hoy me cuesta volver al momento del salto, lo siento algo tan ajeno y estúpido en algún punto que mi mente trata de bloquearlo.
PERO FUE GENIAL

Les dejo unas fotos del salto y una que vale oro al final de todo, obiamente tomada por webcam mientras me miraban saltar.




Eso es amor!

Ahora estoy por unos días en Porto Velho, me acabo de comer otros 4 días en bote, pero esta vuelta por suerte conocí un montón de artesanos argentinos así que viajamos tomando mate, jugando al truco y aprendiendo a hacer artesanías. Ya les contaré más de eso pronto porque se me acaba el tiempo. Até logo!